Rest Day | Todos los atletas descansan.
“Don’t trust the right thing done for the wrong reasons”.
Malo es malo, aún cuando se viste de bueno. Lo bueno con malas intensiones, no sigue siendo bueno. O aquel clásico, no hagas cosas buenas que parezcan malas.
La hipocresía ha avanzado a la misma velocidad — quizás hasta más rápido —que la honestidad y quienes quieren conservarla o hasta ponerla de moda. [A ver si algún día sucede]
Lo cuál desgraciadamente nos lleva a esta situación de muñecas rusas, es nuestras vida en la que tenemos que constantemente estar interrogándonos sobre cada argumento, cada palabra, interacción o cada acción de los demás. Filtrando el día a día y viendo dos veces hacia cada lado de la calle antes de cruzar y algunas veces hasta desistiendo de cruzar, volviendo rápidamente a nuestras casas y sentándonos en la sala convencidos de que, lo que sea que hay allá afuera, no es tan bueno como para que valga el riesgo.
Lo anterior — desgraciadamente — es válido. La confianza de nuestro ser es quebrantada muy temprano en la jornada. Desde la primaria, aprendemos a perder la fe en los demás. En cuidarnos de todo. Cuidarnos de los demás y sus acciones. Dice el dicho — relacionado a este y que me parece lo complementa de manera perfecta, y sobre todo desde mi experiencia personal — “la persona que no confía en nadie es alguien que an algún momento creyó demasiado en otra”. Todos tenemos esas historias, anécdotas, experiencias, cicatrices.
Las acciones tienen reacciones. La causa y el efecto son inevitables. Esta en nosotros si queremos asumir las consecuencias o saber determinar si vale la pena hacerlo o no. Decía un señor conocido “por dos birras yo no me ensucio la garganta” y siempre me pareció acertado el tono y la expectativa. Todo lo que se tiene que decir está dicho, todo lo que se debe de saber está implícito. Es simple, sencillo, honesto, claro y de frente. Esa debería de ser una manera de operar por la vida. Yo se que yo le he estado tratando de aplicar un poco, y no puedo decir que se sienta mal. No entreno a quien no quiero, no veo a quien no me llama ver, no voy a eventos por compromiso, no contesto mensajes que no me van a llevar a ningún lado y por el contrario, duplico esfuerzos por las personas, situaciones y temas que si me despiertan interés.
Uno debe de tener malicia. Uno debe de poder ver a través de la gente y sus intensiones. Las intenciones llevan manchas de intereses y esas manchas reaccionan químicamente a las preguntas. Preguntas honestas y sinceras — Válidas. Nunca tema a la pureza de un ¿Porqué? un ¿Cómo? y un ¿Para quien?
Se que suena duro, tener que andar por la vida haciendo un análisis FODA a toda cosa que la vida le ponen en frente, pero ya después de un tiempo es algo metabólico.
Encárguese de sus acciones también. Sea directo. Poca gente ha sido malagradecida con la verdad. Pueden no reaccionar a gusto ni de manera confortable en el momento, pero a lo largo del tiempo, y la vida, tienden a apreciarlo y agradecerlo, así sea en silencio y nunca se lo dejen saber a uno. No haga a los demás perder el tiempo en una interacción que pudo haberse reducido a un si o un no y 30 segundos de incomodidad. Y sobre todo, sepa decir no, cuando algo no le parece de buena naturaleza. Si no se alinea con usted, con sus planes, con su manera de ver las cosas y de operar la vida, entonces sepa cortar por lo sano y decir; “no, muchas gracias, prefiero no cruzar la calle de este lado estoy bien”, por que al final, a eso se reduce la vida, a estar bien, la mayor cantidad de tiempo que se pueda.
PD: “Do all the right things, for all the right people for all the right reasons” – Greg Glassman
— JuanCho
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